Aún admiro la scutigera que llevabas en la frente
que amaste como el abrazo de las garras
cuando el crepitar era sometido.
Hoy te recuerdo muy lejos del poema
de esta tinta azul
de estos zafiros que esparzo
sin poder hablar de tus textos
y de tus labios,
pues sólo me atrae una fotografía de tu cara
con una inmensa scutigera
en la frente.
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